Monday, June 26, 2006

LAS PIEDRAS

Las noticias del periódico dan cuenta de la pobreza extrema en que miles de familias viven. Por otro lado la pobreza esta ligada a la falta de educación. A su vez la educación esta unida indiscutiblemente con las posibilidades de trabajo, y este con la remuneración. El problema es cuando esta escasea a niveles de sobre vivencia y la delincuencia se da como collera y sinónimo de este macabro juego de palabras y conceptos y allí, es donde Jacinta entra, porque dado todos los argumentos anteriores y muchos otros más, es que cuando llegó a su casa, después de un día pesado, se quedó perpleja al descubrir su hogar violado y violentado. Sus blancas manos las llevó a la cara como tapándose con asombro su boca abierta de pavor. Miró, y cada cajón, que la casa guardaba, se encontraba en el suelo tirado, desparramado, mezclando la ropa interior con las cartas de amor, con los remedios y los pañuelos de seda. Corrió a su closet y saltando el desorden y el caos, se lanzó a llorar; las joyas, si las joyas también habían desaparecido, junto a la cajita de fondo empotrada en la pared.

Por supuesto que nadie del edificio vio nada. El conserje admitió solo haberse movido cuando la señora Luchita lo llamó para que le cambiara la ampolleta de la luz del comedor, como ha esos de las cinco de la tarde. Carabineros llegó a menos de diez minutos del llamado y el alcalde da explicaciones a la prensa que el plan cuadrante está funcionando, solo que los vecinos aún no han aprendido a manejarlo, que probablemente……

Investigaciones le pide que no toque nada, que hay muchas huellas, que es similar al robo de la señora Astaburuaga, que…… y ella recorre como alma en pena, lo que hasta ayer era su intimidad.

- Aravena, son flaiter primerizos
- No me digas que dejaron cagado
- ¿Cómo que hay caca? Pregunta casi con un hilo de voz Jacinta
- Si, eso lo hacen siempre los que se inician, para la buena suerte
- ¡Dios dio!

Y sin aspaviento, Tapia, recoge y limpia la caca, evitándole así a Jacinta un desagrado más, de su ya inolvidable día.

Una vez sola, repasó cada rincón, pasando la lista mental que otras cosas habían sido robadas, y reparó también que todo lo que era electrónico, como toda su ropa de cuero, y unas botellas de licores que guardaba en el closet de la entrada también faltaban. Un asco tremendo la invadió, y una pena profundo electrizó su corazón.

Jacinta era hija de profesionales de clase media esforzada y emergente. Era la mayor por lo que era producto del rigor, o al menos así ella lo sentía; su padre solía decir que “como se criaba derechito al mayor, los demás solitos derechitos caminaban”. Y esa frase había sido la diferencia entre ella y sus otros dos hermanos.

No le había faltada nada, como tampoco le había sobrado nada. Hubiese deseado tener muchas cosas que sus compañeras de curso vivían con normalidad, pero la meta de educación de sus progenitores no se lo permitió, y con los años, tampoco fue tan traumático, lo había comprendido mucho mejor, cuando preparando su examen de grado, le descubren el cáncer a su madre y así y todo, con la fiereza de la enfermedad, pudieron asistirla dignamente hasta el final.

En eso estaba, cuidando una tarde a su madre, cuando esperó que el padre fuese a buscar una receta de un remedio para calmar sus dolores, y sus hermanos aún no regresaban a casa, y con una seña e incorporándose a la cama le pide que la ayude a llegar al pasillo.

- Mamá ¿ para que?
- Busca una escalera, o un piso y súbete al techo
- Cómo ¿abro esta ventanita del entretecho?
- Si, apúrate antes que llegue tu padre
- Mamá ¿Qué pasa?
- Mete la mano lo más adentro posible hacia la derecha
- Que nervio, ya veo que toco una araña, o un ratón. ¿Pero que quieres que saque?
- Busca una pelota de calcetín
- No encuentro nada
- Por Dios Jacinta, que mala voluntad, si te lo pido es porque yo no puedo hacerlo.
- Ya mamá, aquí está.

De vuelta en la cama, pálida y sudorosa, sintieron que la mampara se abría.
- Guárdalas entre el colchón y el somier
- ¿Qué onda mama?

- Que pálida estas, le comenta Mauricio a su mujer
- Si debe ser que tuve muchos dolores, pero ya la cosa se calmo
- El doctor me dijo que podías tomar una dosis más de Kadian

El tiempo pasó y Jacinta no encontraba la oportunidad de saber que contenía esa tremenda pelota de calcetín que tan pesada se sentía, y cada vez que intentaba preguntarle, como por arte de magia, alguien en la pieza entraba. María ya no se levantaba, pero el último domingo de Agosto, pidió con insistencia que almorzaran todos juntos en el comedor. Negociaron que mejor sería en la salita, para que no tuvieres que bajar las escaleras y no cansarse tanto. Lucia mejor que cualquier día, incluso solicitó bañarse y lavarse el pelo. Jacinta la ayudó, y en la tina, cuando le desenredaba el pelo, la mandó a buscar desde dentro de la rejilla del costado de la tina, la famosa pelota de calcetín.

Ahí, desnuda y mojada, sacó lo que durante veinte y dos años había escondido y coleccionado;
- Jacinta, me propuse apenas nacisteis que tendrías estas joyas, y que cumplirán tantas misiones en tu vida como…
- Mamá ¿De donde sacaste todo esto?
- Las fui adquiriendo para ti, las perlas úsalas en lo clásico, un traje dos piezas chanel..
- ¡Que lindas!
- Los rubíes, úsalos cuando sientas el amor puro, fuerte apasionado, la esmeralda cuando pierdas la confianza, la esperanza…

Lunes, después del último domingo de agosto.

La madre de Jacinta murió; pálida, ojerosa, pero con una sonrisa de complicidad….

Tres meses después, Jacinta se encuentra viajando a Nueva York; nunca se imaginó, que su primer trabajo sería fuera de su país. Extrañaba a su madre, pero el viejo y pesado calcetín, parecido a una pelota la acompañaba. Estaba nerviosa que policía internacional pensara en un robo, o en un tráfico. Las había dividido entre lo que se había puesto, más lo que llevaba en su cartera, en el necees iré. Ya sentada en el avión se miró una y otra vez las manos; por primera vez se había colocado el juego de esmeraldas, y frotaba sus manos, sintiendo a su madre en cada una de sus joyas. Parecía sentirse acompañada.

El añillo de esmeralda rodeada de brillantes; claro verde de esperanza.
La pulsera de esmeralda de color verde claro y corte clásico, de pureza alta ya parecía sin jardines, y Jacinta se preguntaba cuanto costaría, y como había logrado hacerse de esa pequeña fortuna, cuando los sueldos de sus padres eran solamente para educación, alimentación y salud, bueno y vivienda, pero vehículo propio, vacaciones o entretención solo las habían conocido por unos primos lejanos de su madre que cada cierto tiempo iban a visitarlos.

Por primera vez, una cosa que no fuese un libro tenía un valor afectivo y Jacinta sentía que todos los ojos estaban puestos en ella, en sus aros, en su colgante, en fin en la esperanza…de su madre. ¿Por qué dejarle joyas?

Ya en Nueva York, se integró cada día mejor a lo que fue el idioma y la nueva vida.
Armó cierto rito como dejar todas las joyas en la caja de fondo del banco First Fidelity, y llevarse a su pequeño loft, solo el juego que usaría esa semana.

Si la semana la sentía cargada de reuniones, entonces le daba preferencia a las perlas. En los dos años que llevaba en Nueva York, nunca había usado los rubíes. Eran de pasión, le había dicho su madre, y eso todavía no lo había vivido; a cambio había usado un anillo solo, sin aros ni pulsera, parecida la piedra a un mármol rosado. Averiguando descubrió que era una piedra poco común en joyería llamada rodonita de origen más bien europeo y cuya característica era amainar los dolores de la menstruación. Claro entendió porque entonces su madre le decía que guardaba el poder de combatir los dolores de ovarios, pero como Jacinta nunca los había sentido, su madre nunca le había entregado el anillo.

Cada viernes, al medio día, don Dean, la esperaba para bajarla a la bóveda del banco y hacer el cambio semanal. Habían acordado que el viernes que no llegase, Mr. Dean enviara a Chile una carta sellada, que ella había dejado en custodia, a su familia.

- Mr Dean! Que gusto verlo, me acompaña que ando apurada
- Yes my lady - How is coming next week?
- Only pearls, only pearls

Había desarrollado una especie de obsesión al descubrir este nuevo idioma de símbolos que su madre le había dejado en herencia., creía, que más que un ahorro era todo un leguaje del conocimiento, y lleno de simbología en relación a que al igual que las estrellas, las piedras preciosas y semipreciosas, tienen una energía especial, y eso era en definitiva lo que su madre le regalaba. Una energía para cada día. La piedras comunes representaban a estrellas comunes, las semipreciosas a constelaciones zodiacales, y la reina de todas era el diamante; por eso solo contaba con un solitario de tamaño bastante prominente, y el uso de ese y su energía, solo lo usaría a partir del día que se casara, casi como un amuleto y talismán.

Llegaba navidad y su hermano menor se había recibido de abogado. Era el momento de regresar al menos a pasar las vacaciones.

- Mr Dean, mañana viajo a Chile por dos semanas, si el viernes de la primera quincena de enero no he venido al banco, recuerde enviar la carta que está en custodia.
- Ok, don t worried.

El vuelo de american salía cerca de las diez de la noche. Había decidido viajar solo con rubíes, algo presentía y la mantenía inquieta.

Sentada en una de las filas de atrás, y leyendo una novelita comprada en el aeropuerto, cerro los ojos de cansancio y su cuerpo se acomodó mientras se relajaba y entraba en lo profundo de su sueño. Su libro se cayó en la falda de su compañero de asiento y la primera frase que observó fue..”L' Amour che mueve il Sole e I´altre stelle”

Despertó incómoda y avergonzada; caso la mitad de su cuerpo se sostenía sobre el hombro de su vecino, quien la miraba, con unos enormes ojos oscuros debajo de una cejas muy espesas.

- Perdón, me he dormido y .. le he molestado … no me di cuenta….
- No, no se preocupe, ha sido reciente y yo también vengo despertando
- Que bueno, me deja más tranquila de……
- Discúlpeme usted, probablemente la desperté al recoger de mi falda su libro. Me pareció interesante la frase que alcancé a leer.
- ¿Cuál?
- Parece que quedó en ..”L 'Amour che mueve il Sole e I´altre stelle”
- Ah si el amor que mueve el sol y las demás estrellas. Me quedé pensando en eso cuando me dormí. Dante me hizo dormir con su Divina Comedia
- Y yo Alberto la desperté.
- No si yo crea que ya estamos próximo a aterrizar.
- En todo caso, por el silencio del avión le diría que aún falta su rato..

Las tres horas de vuelo que quedaban, para Jacinta fue un suspiro. Un intercambio de tarjetas y un nos vemos la dejó ilusionada.

El primer viernes en Chile le pareció extraño; por primera vez en los últimos dos años y medio no se dirigía al banco, no saludaba a Mr. Dean y no cambiaba de joyas.

Su familia, le comentó de sus rubíes, y le dejaron entrever el buen trabajo que tenía. Ella se limitó a comentar, que las joyas eran como su madre, pura energía y cambio de tema.

Para el día de año nuevo, la ansiedad la mataba. Había pasado más de una semana y aún su enigmático amigo no la llamaba, y sin embrago esperaba el año nuevo pasarlo con él. La fiesta familiar no la calmaba, y en un instante recordó el pasillo, recordó a su madre y un ¡Jacinta te llaman por teléfono! Se escucho gritar a su padre.

- Alo
-
- Perfecto
-
- A la una te espero
-
- Bye

Debería haber traído el anillo de betilo, pensó Jacinta. Claro el Betilo se decía que era la comunicación perfecta entre el cielo y la tierra, y eso había ocurrido instantes previos a la llamada de Alberto. Una comunicación entre su madre y ella.

Eran cerca de las siete de la tarde. Pidió un radio taxi y salió en busca de un vestido, cerca de las diez de la noche, bajo, toda de rojo, su padre, sus hermanos, y los primos lejanos de su madre no daban crédito a lo hermosa que se mostraba y lo radiante que lucia.

Nadie la vio salir.

Un semana después volvía a Nueva York.

Mr Dean la esperó el viernes a medio día.

Para su primer aniversario, Jacinta le regaló a Alberto unas colleras de Topacio, en representación de sus virtudes y también porque es bueno para el sistema nervioso y digestivo con el cual tenía algunos problemas.

Después de un tiempo, Jacinta fue trasladada a Chile.

Se despidió de Mr Dean y nuevamente realizó la operación del traslado y viaje con sus joyas.

Alberto regresaría en un par de meses más.

Recién se había mudado a su departamento,
No había alcanzado a decorarlo. Aún más, todavía no le llegaban sus muebles desde USA.
Su hermano, le había empotrado una caja de fondo pequeña en su closet
Sus energías había sido robadas y el recuerdo de su madre ultrajado.

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